Neumonía ancianos: ¿cuáles son los síntomas y cómo se puede prevenir?

5 de Abril del 2024
Cualquier persona puede verse afectada por una neumonía (ancianos, niños, adolescentes…). Sin embargo, la probabilidad de sufrir esta patología respiratoria, su impacto en la salud general de la persona o la capacidad de recuperación, no es igual en todos los casos.

La neumonía en ancianos es especialmente frecuente y, además, puede tener consecuencias más graves por la fragilidad y la presencia de otras enfermedades a edades avanzadas.

Por ello, es muy importante conocer cuales son sus síntomas y cómo se puede prevenir la aparición de esta enfermedad.

¿Qué es la neumonía?

La neumonía es una enfermedad respiratoria que consiste en la inflamación de los espacios alveolares de los pulmones como respuesta a la entrada de algún microorganismo.

Los alvéolos pulmonares son unos diminutos sacos de aire situados en los extremos de los bronquiolos, donde se realiza el intercambio de oxígeno.

Existen distintas formas de clasificar una neumonía, bien sea en función del tipo de microorganismo que la ha provocado o de dónde se ha adquirido la enfermedad, como veremos a continuación.

Tipo de neumonía según el microorganismo causante

Las vías respiratorias están siempre expuestas a los microorganismos. Están presentes en la nariz y la garganta y los inhalamos del aire, del tubo digestivo o de la boca. Los mecanismos de defensa de los pulmones los eliminan a través del reflejo de la tos expulsando el moco y las sustancias extrañas y también por la acción de los glóbulos blancos y las proteínas de los pulmones que los atacan.

Cuando fallan los mecanismos de defensa por edad, debilidad del sistema inmune o dificultad para tragar, es posible desarrollar una neumonía por aspiración.

La neumonía puede estar causada por distintos microorganismos:

  • Bacterias (Staphylococcus aureus, neumococos, streptococcus o Chlamydia pneumoniae).
  • Virus (virus sincicial respiratorio (VSR), virus de la influenza, adenovirus - menos frecuente-, virus del sarampión).
  • Hongos. El hongo Pneumocystis jiroveci es común en el medio ambiente y puede causar una infección pulmonar en personas con el sistema inmunitario debilitado.

Los agentes causantes de la mayor parte de los casos de neumonía son el Staphylococcus aureus, los neumococos y el Haemophilus influenzae o bien una combinación de estos microorganismos. En ocasiones, una infección vírica como la gripe se complica por una neumonía causada por una bacteria.

Tipos de neumonía según el ámbito donde se adquiere

Esta clasificación es importante por las diferencias que marca en el origen de la enfermedad. Según se adquiere en uno u otro ámbito los microorganismos causantes son distintos.

  • Neumonía adquirida en la comunidad (NAC) o extrahospitalaria. Se desarrolla en personas que están fuera del hospital y suele estar causada por una de las bacterias o virus más frecuentes. Cuando no requiere reposo en cama por ser leve se denomina neumonía errante o atípica.
  • Neumonía nosocomial o intrahospitalaria (NIH). Es la desarrollada por pacientes hospitalizados más de 48 horas y que no se estaba incubando cuando ingresaron. Normalmente, es más grave que la extrahospitalaria debido a la mayor resistencia al tratamiento de los microorganismos causantes de la infección y a la menor capacidad de defensa de los individuos enfermos.

La neumonía puede afectar a cualquier persona, si bien su incidencia aumenta con la edad, siendo la población anciana especialmente vulnerable. En estos casos, es fundamental tratarla cuanto antes para evitar complicaciones graves o incluso el fallecimiento del afectado.

Neumonía ancianos: síntomas y causas

La neumonía es una enfermedad creciente en la sociedad actual debido al envejecimiento de la población, siendo el cuarto diagnóstico más frecuente en las altas hospitalarias en mayores de 65 años. El avance de los tratamientos ha permitido una disminución de los fallecimientos y de los días de estancia hospitalaria. No obstante, la neumonía sigue siendo la sexta causa de muerte en los ancianos españoles.

En muchos casos es difícil establecer el diagnóstico de la enfermedad  en las personas mayores debido a la similitud de síntomas con otras afecciones y circunstancias físicas y mentales propias de la edad.

La neumonía bacteriana es la más frecuente en ancianos junto a la neumonía por aspiración por su relación con la disfagia o dificultad para tragar, muy frecuente en los ancianos.

Los síntomas más habituales son los siguientes:

  • Disnea. Es la dificultad respiratoria o falta de aire y constituye el signo específico más temprano.
  • Tos productiva con flemas de color verdoso o marrón.
  • Fiebre alta.
  • Escalofríos.
  • Dolor pleurítico, causado por la inflamación de la pleura, agudo o punzante que se agrava al respirar profundamente.

En ocasiones, los ancianos presentan una sintomatología más leve que hace dudar acerca de si es una neumonía u otra patología.

Cuando la enfermedad avanza presenta otros síntomas más graves como:

  • Mayor dificultad respiratoria
  • Tos con esputos de sangre
  • Vómitos
  • Cianosis
  • Desorientación
  • Taquicardias
  • Acumulación de líquido en los pulmones

Cómo prevenir la neumonía en ancianos

La prevención de la neumonía en ancianos se basa en seguir unas estrategias básicas para evitarla en lo posible.

  • Vacunación anual antigripal a partir de los 65 años
  • Vacunación con vacuna antineumocócica a partir de los 65 años
  • No fumar. El hábito del tabaquismo incrementa el riesgo de sufrir la enfermedad y perjudica el estado de salud de los pulmones.
  • Prevención de la disfagia y de la neumonía por aspiración vigilando la postura del anciano al comer y la consistencia de los alimentos.
  • Mantener una buena higiene oral y lavado de manos.
    Es fundamental acudir al médico ante cualquier duda o síntoma indicativo de neumonía.

El alcance y la profundidad de la neumonía en un anciano depende en gran medida de lo temprano que se detecte y se trate.

También de si la persona afectada presenta factores de riesgo, como enfermedades crónicas, que puedan complicar o agravar la enfermedad.

Por todo ello es fundamental tratar de evitar el contagio y/o desarrollo de una neumonía en ancianos, así como consultar con el médico en cuanto aparezcan síntomas y signos compatibles con esta patología pulmonar.


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