En el siguiente artículo hablaremos de cuáles son las razones más comunes por las que una persona puede tener falta de apetito, desde factores físicos hasta emocionales. Así mismo, te contaremos sobre las consecuencias de una alimentación insuficiente y qué estrategias pueden ayudar a la persona a recuperar el interés por la comida.
¿Qué es la falta de apetito?
La falta de apetito es la disminución parcial o total del deseo de comer. Esta puede presentarse de forma ocasional, y puede ser normal en esta etapa; pero cuando se vuelve frecuente o se mantiene en el tiempo, hay que prestar atención, ya que las causas pueden ser múltiples, y no siempre es debido a una enfermedad concreta.
En adultos, en especial en adultos mayores, la pérdida del apetito es más común de lo que parece. Sin embargo, no hay que restarle importancia pues comer menos de forma sostenida puede impactar negativamente en la energía diaria, la calidad de vida y la salud general.
Causas de la falta de apetito en adultos
El apetito muchas veces funciona como un indicador de nuestro estado de salud general. Cuando disminuye sin una razón específica, puede estar relacionado con factores físicos o emocionales; saber cuáles son las causas es el primer paso para encontrar una solución.
Factores físicos que afectan el apetito
Diversas enfermedades o condiciones médicas, como problemas digestivos, trastornos hormonales o enfermedades crónicas como la insuficiencia renal pueden disminuir el apetito. Así mismo, el efecto secundario de ciertos medicamentos, como náuseas, vómitos o cambios en el gusto, pueden interferir en el apetito.
Además, factores como el dolor o malestar físico general causado por algunas condiciones de salud, pueden hacer que la persona coma menos o incluso evite comer. En estos casos siempre es prioritario aliviar el síntoma para recuperar el cuerpo y luego centrarse en la comida.
Factores emocionales que influyen en la alimentación
Las emociones influyen directamente en la forma en que nos relacionamos con la comida. Situaciones de estrés, ansiedad o depresión pueden provocar una disminución en el apetito. Cuándo existe un cambio a nivel emocional en la persona, es normal que también cambien los hábitos alimenticios, ya sea comiendo menos, salteando comidas o perdiendo el interés por ciertos alimentos.
Estos cambios, al principio pueden pasar desapercibidos, pero con el tiempo van afectando tanto al estado nutricional como al bienestar general. Lograr identificar las emociones que afectan a esta pérdida de apetito, va a permitir abordar el problema de forma integral y lograr, en muchos casos, recuperar el apetito y el interés por la comida.
Cambios relacionados con la edad que disminuyen el apetito
A medida que vamos envejeciendo, nuestro cuerpo experimenta cambios fisiológicos que pueden influir en el apetito. La disminución del gusto y el olfato, la disminución en la producción de saliva, o problemas dentales, son algunos de los factores frecuentes en adultos mayores, que hacen que se pierda el deseo de comer.
Así mismo, la falta de actividad y la modificación de las rutinas, puede repercutir en la sensación de hambre, disminuyendo de forma gradual. Estos cambios, que pueden ser normales, si no los detectamos a tiempo pueden repercutir en la salud.
Consecuencias en la salud de la falta de apetito
Dejar de comer debido a la falta de apetito, puede traer efectos negativos para la salud, sobre todo si la situación se mantiene por mucho tiempo. La falta de nutrientes que son esenciales para el organismo puede afectar la energía, la calidad de vida y hasta el sistema inmunológico.
Estas son algunas señales:
- Disminución de los niveles de energía: aparece más cansancio y fatiga durante el día, esto puede afectar a las actividades cotidianas.
- Pérdida de masa muscular: se disminuye la fuerza física y aumentan los riesgos de caídas y lesiones.
- Debilitamiento del sistema inmunológico: el cuerpo puede volverse más propenso a resfriados e infecciones.
- Disminución del aporte de nutrientes esenciales: produciendo carencias de vitaminas y minerales, comprometiendo el buen funcionamiento del organismo.
Cómo recuperar el apetito y mejorar la alimentación
Si la falta de apetito no está relacionada con alguna condición médica, se puede optar por diversas estrategias para ayudar a recuperar el interés por la comida. Cambiar la forma de comer, mantener hábitos saludables y prestar atención a gustos y preferencias, son algunas de las estrategias para recuperar el apetito en adultos.

Mejorar la alimentación y adoptar hábitos diarios
Crear una rutina de comidas con horarios fijos así como un ambiente agradable durante las comidas puede ser una forma de recuperar el apetito. Así mismo, servir porciones pequeñas y hacer los platos visualmente atractivos puede ayudar a que la comida resulte más apetitosa.
Además, mejorar la experiencia al comer en compañía, en un entorno tranquilo y sin distracciones, favorece el apetito.
Incorporar el ejercicio para estimular el apetito
Realizar actividad física de forma regular ayuda a estimular el apetito. La actividad física adaptada a las capacidades de cada persona, tiene un efecto positivo sobre el metabolismo y la digestión.
Caminar, hacer alguna actividad placentera o ejercicios suaves puede ayudar a abrir el apetito de forma natural y mejorar el estado de ánimo.
Buscar ayuda profesional en caso necesario
Si la pérdida de apetito se acompaña de otros síntomas como fatiga, cansancio, debilidad, pérdida de peso o malestar general, es fundamental acudir a un profesional de la salud. Un médico o un nutricionista pueden ayudar a identificar la causa y brindar el tratamiento adecuado para mejorar el estado general.
La falta de apetito en las personas adultas puede estar relacionada con diversos factores, por lo tanto identificar la causa es clave para poder abordar el problema de la mejor forma.
Para lograr recuperar el apetito es importante hacer pequeños cambios en la rutina diaria, poco a poco, como adaptar la alimentación a las necesidades de cada persona. Si la falta de apetito se mantiene en el tiempo es fundamental consultar con un profesional de la salud.
Referencias:
- Pérdida de apetito (anorexia) y caquexia https://www.cancer.org/es/cancer/como-sobrellevar-el-cancer/efectos-secundarios/problemas-alimentarios/falta-de-apetito.html
- Semiología nutricional: el mejor camino para
la seguridad diagnóstica y terapéutica https://revistanutricionclinicametabolismo.org/public/site/177_Revision_Castillo.pdf - Factores que afectan la ingesta de alimentos en adultos mayores hospitalizados: una revisión narrativa
https://revistanutricionclinicametabolismo.org/index.php/nutricionclinicametabolismo/article/view/563/871